En las reuniones de la Santa Cruz se había decidido publicar para la Navidad de 1977 una “solicitada”, un inserto pagado en la prensa nacional para pedir a Videla que dijera dónde estaban los desaparecidos.
A veces, la sala que utilizaban en la iglesia estaba ocupada para otras actividades, por lo que se citaban en el taller de Remo Berardo, un pintor que vivía y trabajaba en el barrio de La Boca y que estaba buscando a su hermano.
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Madres de la Plaza de Mayo frente a la ESMA. Foto del Archivo Nacional de la Memoria. |
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Muy pocos días antes de la publicación de la solicitada, prevista para el día 10 de diciembre de ese año, en uno de los encuentros en el taller se repartió un folleto de Vanguardia Comunista, un partido pequeño y sin ninguna actividad armada al que pertenecían algunos de los participantes. Pese a todo, eso fue para Astiz la prueba que necesitaba. Ese día regresó exultante a la ESMA y mostró su hallazgo.
Precisamente, esos días Acosta no estaba en Buenos Aires. Había viajado a la ciudad de Bahía Blanca, donde vivía su familia, para celebrar el cumpleaños de una de sus hijas. Había dejado al mando a Pernías, quien ordenó el operativo contra el grupo de la Santa Cruz.
La Boca: primera etapa del operativo
Éste empezó en la mañana del 8 de diciembre, precisamente el día en que debían recaudar el dinero para la solicitada. A primera hora, Labayrú, enviada por los esbirros de la Escuela de Mecánica se presentó en la casa de Berardo, que se encontraba justo encima de su taller de La Boca.
Inmediatamente después llegaron al lugar unas camionetas de las que bajaron marinos uniformados y armados con metralletas. Entre ellos estaba el propio Astiz. Se desplegaron por todo el perímetro, incluidos los tejados, apuntando a la casa del pintor. Entraron y a los siete minutos salieron con éste y Labayrú esposados, los tiraron a la parte de atrás de una de las camionetas y se los llevaron.
Berardo tenía que llevar ese día una lista con los nombres de los desaparecidos que iban a salir en solicitada a una cita con otros dos integrantes del grupo, Horacio Elbert (un joven agente comercial de 28 años y militancia comunista que ayudaba desinteresadamente a buscar familiares desaparecidos) y Julio Fondevilla (que buscaba a su hijo detenido).
Se iban a ver en el Bar Comet, situado cerca de las sedes de varias agencias internacionales de noticias a las que iban a entregar un comunicado sobre la publicación de su petición al régimen. Era el lugar donde solían quedar los jóvenes del grupo, incluido Gustavo Niño, para hablar con periodistas del cercano Buenos Aires Herald, el único que se atrevía a publicar sus historias.
Berardo no pudo acudir a la cita en esa ocasión. Quienes sí lo hicieron fueron los matones de la Unidad de Tareas, que irrumpieron violentamente en el local y se llevaron a Elbert y Fondevilla.
Noche trágica en la iglesia de la Santa Cruz
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Alfredo Astiz durante el juicio por los delitos cometidos en la ESMA en 2011. |
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Por la tarde de ese día, el resto del grupo, que no tenía ni idea de lo que había pasado por la mañana, acudió como cada jueves a la cita en la iglesia de la Santa Cruz. La sala donde se congregaban estaba ocupada, así que se reunieron en el jardín del templo.
Ahí recogieron el dinero para la publicación. Cada uno ponía lo que quería. Niño entregó 200 pesos que sacudió en el aire ostentosamente, pese a que los demás se extrañaron de que diera tan poca plata, ya que por su modo de vestir y su vehículo parecía ser una persona bastante bien posicionada económicamente.
El infiltrado saludó a varias personas y dijo que era poco dinero y que iba a casa a por más. Aunque le aseguraron que no era necesario, se fue precipitadamente del lugar. Seguramente, estaba decepcionado, pues Azucena Villaflor no había ido ese día, pues acudió a otra iglesia a recoger fondos para la solicitada de otros grupos de familiares y se dedicó a terminar de organizar la lista que se iba a publicar. Tampoco estaba Leonie Duquet. |