Este montaje precipitado e improvisado evidenciaba que el Grupo de la Santa Cruz le quemaba en las manos a la Unidad de Tareas 3.3.2. El 14 de diciembre, el primer miércoles desde su llegada a la ESMA, el mismo día en que Camilo Hernández fotografió a las dos monjas y en que Alice Domon fue obligada a escribir la carta a base de torturas, los doce fueron trasladados.
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Lápidas de Ballestrisno, Ponce y Auad y placa en honor de Duquete en la iglesia de la Santa Cruz. |
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Una semana después, en una playa de Santa Teresita, un balneario del Océano Atlántico a unos 320 kilómetros de Buenos Aires, el mar fue depositando varios cadáveres.
Los cuerpos debían de llevar algunos días en el agua, pues estaban tan deteriorados que a simple vista ni siquiera se podía decir si eran de hombre o de mujer. Fueron enterrados en el cementerio General Lavalle, el único cercano, como no identificados.
Y allí permanecieron durante varias décadas, pese a las sospechas de a quién podían pertenecer. Hasta que en 2005 siete de esos cuerpos fueron exhumados para someterlos a pruebas de ADN. Finlamente, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar los de Leonie Duquet, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino, María Ponce y Ángela Auad.
El examen forense estableció además que las lesiones que les causaron la muerte eran similares a las producidas cuando un cuerpo se estrella al caer de una gran altura y por sus características revelaban que estaban inconscientes o no tenían el dominio de su cuerpo en ese momento, pues no tomaron las posiciones instintivas para intentar protegerse del impacto.
En el jardín de la Iglesia de la Santa Cruz hay cuatro lápidas. Bajo tres de ellas yacen Ballestrino, Ponce y Auad. La otra está en honor a Duquet, cuyos restos fueron trasladados a Francia. Las cenizas de Villaflor reposan en la Plaza de Mayo, a los pies del obelisco que hay en su centro.
Las convirtieron en un símbolo
El balance del operativo de la Unidad de Tareas 3.3.2 no parece haber sido muy propicio para la dictadura. La solicitada que ideó el grupo de familiares que se reunía en la Santa Cruz salió finalmente publicada. La asociación de Madres de Plaza de Mayo siguió incansablemente buscando a sus hijos desaparecidos y se convirtió en un símbolo y en una prueba viviente de la represión y la crueldad de la dictadura argentina. Y desde luego, las torturas a que fueron sometidos los doce detenidos no le proporcionaron ninguna información valiosa a los matones de la ESMA, puesto que no tenían relación alguna con grupos guerrilleros o el comunismo internacional, tal como creían los que fueron sus verdugos.
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Bajo el obelisco de la Plaza de Mayo están enterrados los restos de Azucena Villaflor. |
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Para lo que sí sirvió ese secuestro masivo fue para aumentar la presión sobre el régimen militar argentino y poner todavía más en evidencia las violaciones a los derechos humanos que cometía.
Sin embargo, lejos de ver esto como un fracaso, los marinos parecieron estimulados por su resultado y enviaron Astiz, que con su “heroica” participación en estos hechos se ganaría posteriormente el apodo de “Ángel Rubio de la Muerte”, a más misiones de infiltración.
Astiz se intentó infiltrar entre grupos de exiliados
En marzo de 1978, Patricia Ruth Chonchol, una joven de Vanguardia Comunista que había formado parte del grupo que se reunía en la Santa Cruz, acudió a la proyección un documental en el centro de los argentinos en el exilio de París. Su sorpresa fue mayúscula cuando entre los asistentes vio a Gustavo Niño.
Lo último que había sabido de él fue que había estado en la iglesia el día de las detenciones y que desde entonces estaba desaparecido. Al verlo de nuevo pensó que lo habían puesto en libertad y se había exiliado a Francia. Hizo un gesto de saludarlo, pero él la eludió y salió precipitadamente del local.
Cuando preguntó a los otros concurrentes, le dijeron que aquél se presentaba con el nombre de Alberto Escudero, pero ya no volvió a aparecer por ahí. Hasta un tiempo después, no sabría quién era en realidad Gustavo Niño.
Por ese entonces ni Chonchol ni nadie fuera de la ESMA sabía con exactitud qué fue de los miembros del Grupo de la Santa Cruz tras el momento de su secuestro. En esa época todavía era un caso más de detenidos-desapariciones entre los miles que estaban ocurriendo en todo el país. |